La Junta de Accionistas de Agromán ha aprobado hoy la constitución de Ferrovial-Agromán, S.A., que se hace efectiva con carácter retroactivo desde el pasado 1 de enero. La nueva sociedad Ferrovial-Agromán, S.A. se ha convertido desde el momento de su constitución en la primera constructora española, con una facturación global que en 1998 alcanzó los 358.000 millones de pesetas, y una cartera de negocio de 630.000 millones de pesetas al pasado 31 de marzo.En su discurso ante la Junta, Santiago Bergareche, Presidente de Ferrovial-Agromán, S.A. y Consejero Delegado de Grupo Ferrovial, destacó que la operación es «extraordinariamente relevante y positiva para los accionistas de Agromán», por cuanto «se beneficiarán de una situación de crecimiento rentable en un mercado cada vez más competitivo, en el que el tamaño y la fortaleza financiera son los factores críticos».
Constituida hoy la sociedad, los detalles de la operación concluirán previsiblemente a finales de julio. Ferrovial-Agromán, S.A. se ha constituido mediante la escisión parcial e integración en Agromán de la actividad de construcción de Ferrovial. Además de ser aprobada hoy por la Junta de Accionistas de Agromán, ha sido refrendada también por la Junta de Accionistas de Ferrovial, S.A.Se estima que el ahorro de costes por la integración empresarial puede representar entre el uno y el 1,25 por ciento de la facturación global del negocio de construcción. Los costes de reestructuración no recurrentes derivados de la integración han sido calculados entre 4.000 y 5.000 millones de pesetas.
Dado que Agromán tenía acumuladas al pasado 31 de diciembre bases imponibles negativas por 18.282 millones de pesetas, el ahorro fiscal que podría anticiparse como resultado de la integración empresarial podría ascender a 6.700 millones de pesetas.»Operación positiva para los accionistas de Agromán»Además de valorar positivamente los efectos de la operación para los accionistas de Agromán, Bergareche recordó que el propio Grupo Ferrovial ha comunicado oficialmente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que, en los próximos meses, ofrecerá a los accionistas minoritarios de Agromán el canje de sus actuales acciones por otras del Grupo, que cotiza en Bolsa desde comienzos de este mes.»Se evita así la posible pérdida de liquidez de las acciones antiguas, y se facilita el acceso a un valor atractivo y con un elevado potencial de crecimiento», afirmó.
El Presidente de Ferrovial-Agromán, S.A. enfatizó el incremento previsible de rentabilidad para los accionistas que accedan al canje, que, en su opinión, supondría continuar con la línea ascendente del valor. Sobre este asunto, destacó que en 1998 la acción de Agromán experimentó una revalorización del 145 por ciento, frente a la del 37 por ciento obtenida por el Índice General de la Bolsa de Madrid y la del 72 por ciento alcanzada por el Índice del Sector de la Construcción.»
El accionista que acudió a nuestra última ampliación de capital, realizada en noviembre de 1995, y que desembolsó 190 pesetas por acción, ha visto desde entonces multiplicarse por ocho el valor de su inversión», concluyó.Para Bergareche, la constitución de Ferrovial-Agromán, S.A. permite afrontar el futuro «con la confianza y el optimismo que proporciona el que Agromán y, en un futuro inmediato, todos sus accionistas se incorporen de forma directa al proyecto empresarial de Grupo Ferrovial, un ambicioso proyecto caracterizado por la excelencia en la gestión y apoyado en tres objetivos básicos: el liderazgo, la rentabilidad y el crecimiento en los sectores con mayor potencial del próximo siglo; en definitiva, un proyecto comprometido por encima de todo con la creación de valor para sus accionistas».
Para materializar la escisión, y como contrapartida a los activos y pasivos escindidos de Ferrovial, Agromán llevará a cabo una ampliación de capital, por valor de 16.125 millones de pesetas, mediante la emisión de 161.254.330 nuevas acciones, cada una de ellas con un valor nominal de 100 pesetas.
Además, se incluirá una prima de emisión de 5.506 millones de pesetas. Las nuevas acciones serán entregadas al Grupo Ferrovial, que pasará a poseer el 93,55 por ciento de la nueva Ferrovial-Agromán, S.A. «Objetivos cumplidos»Santiago Bergareche consideró también que la constitución de Ferrovial- Agromán, S.A. «culmina un proceso que se inició a comienzos de 1995, cuando Grupo Ferrovial adquirió la mayoría del capital de Agromán y se puso en marcha un plan de medidas que, en cuatro años, han devuelto a nuestra sociedad al lugar que le corresponde como una de las constructoras líderes en España; competitiva, rentable y sólida desde el punto de vista patrimonial y financiero».
El presidente valoró muy positivamente la evolución de Agromán durante el año pasado, y destacó especialmente «los 3.668 millones de pesetas de beneficio neto consolidado, que triplican el beneficio del año anterior y nos situaron en línea con nuestros competidores en términos de rentabilidad sobre la cifra de negocios de la actividad de construcción».
Asimismo, Bergareche subrayó la inversión realizada en Concesiones de Infraestructuras de Transporte, S.A., Cintra, sociedad que se constituyó en febrero de 1998 junto con Grupo Ferrovial, y de la que Agromán adquirió una participación inicial del 40 por ciento, por un importe próximo a los 25.000 millones de pesetas.Añadió que Cintra «ha obtenido en 1998 contratos que suponen una inversión total superior a los 150.000 millones de pesetas y, ya en los primeros meses de 1999, se ha adjudicado la concesión más importante en su género a nivel mundial: la ejecución y explotación del segundo anillo de circunvalación de la ciudad canadiense de Toronto, un proyecto que supone una inversión de alrededor de 400.000 millones de pesetas, y que muestra a las claras el reconocimiento internacional de la experiencia y la capacidad de gestión en grandes proyectos de Cintra».
Buenas perspectivas para el sectorSobre las perspectivas del sector, Santiago Bergareche estimó que puede esperarse «un comportamiento positivo en 1999, e incluso en la perspectiva de los próximos años».Justificó su opinión en el hecho de que persisten las principales causas que motivaron el buen comportamiento de la construcción en 1998, entre las que citó «la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto prevista para 1999; el aumento de la demanda de viviendas por las condiciones generales de ahorro y el bajo nivel de los tipos de interés en nuestro país, y la mejora de la situación de los presupuestos de las administraciones públicas».
Se refirió también a «los esquemas de financiación privada de las infraestructuras; a la recuperación de los beneficios empresariales y al aumento de sus inversiones; a la falta de disponibilidad de espacios de calidad para usos terciarios en algunas ciudades, y a la capacidad de los grandes grupos empresariales españoles para asumir la financiación de proyectos de infraestructuras».