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Abc).- Contra las cuerdas. Así ha dejado Australia a Estados Unidos en el primer día de la Cumbre Mundial del Clima que, desde ayer y hasta el próximo día 14, se celebra en Bali (Indonesia). Pocas horas después de tomar posesión de su cargo, tras las elecciones del pasado 24 de noviembre, el primer ministro australiano, el laborista Kevin Rudd, acordaba ratificar el protocolo de Kioto, dejando a Estados Unidos solo en su rechazo a este tratado internacional.
Más de dos años después de que el protocolo entrara en vigor (el 16 de febrero de 2005), Australia queda ahora obligada a no aumentar sus emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 8% sobre el nivel de 1990 para el quinquenio 2008-2012. Con los últimos datos disponibles (referidos a 2005), se sitúa 17 puntos por encima de ese objetivo.
La noticia saltaba durante la sesión inaugural de la Cumbre y fue seguida de una ovación de los delegados, puestos en pie, de los más de 180 países que asisten a esta cita. Y es que con Australia el mundo ha ganado un importante socio en la lucha contra el cambio climático, si bien aún queda que Bali consiga arrancar un compromiso a Washington. Estados Unidos queda ahora como el único país desarrollado que no ha ratificado el tratado internacional. El paso al frente dado por las autoridades de Camberra es grande, intensificando la presión sobre la Administración Bush, que cada vez está más sola, incluso dentro de su propias fronteras, donde muchos Estados ya se han rebelado y han puesto en marcha sus propios mecanismos de reducción de emisiones.
La «hoja de ruta» de Bali
Y la presión parece haber surtido efecto. El jefe de la delegación estadounidense, Harlan Watson, decía en el primer día de la reunión que su país buscará un nuevo acuerdo global para luchar contra el cambio climático. «No estamos aquí para ser un obstáculo. Estados Unidos intenta ser flexible y trabajar de forma constructiva en una «hoja de ruta» más allá de 2012», aseguró Watson. Eso sí, tras asegurar que «la respuesta tiene que ser global», Watson matizó que hay que considerar si las metas a lograr deben ser obligatorias o voluntarias.
Pero los países desarrollados y su aceptación a imponerse límites de emisiones contaminantes no serán los únicos protagonistas de Bali. En esta cita, los países en vías de desarrollo desempeñarán un papel importante, sobre todo aquellos que más contaminan, como China, pero también los que cuentan con mayores extensiones de selvas, como Brasil, o los que son más vulnerables al cambio climático, como muchos archipiélagos.
La cuadratura del círculo
Es el caso de Bali, donde «están puestos los ojos del mundo para proporcionar soluciones al cambio climático», dijo Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (Unfccc). «Tenemos una gran responsabilidad en esta reunión para ofrecer resultados. Modelar el futuro puede parecer una tarea imposible, como la cuadratura de un círculo de intereses opuestos, pero creo firmemente que se puede hacer», añadió.
Ideas optimistas frente a una reunión que se presenta tremendamente ambiciosa, pues debe ser la rampa de lanzamiento de las negociaciones que lleven a un nuevo tratato que reemplace a Kioto cuando éste expire en 2012. Con el fin de facilitar los primeros acercamientos en la negociación, la forma legal del acuerdo podría discutirse al final del proceso. Yvo de Boer lo explicó de una forma más gráfica: «Después de todo, un contrato de matrimonio es la culminación de una historia de amor, no el tema de discusión en la primera cita».
Régimen futuro
Lo que sí está claro es cuándo debe estar listo el acuerdo. Antes de 2009, para que pueda ser ratificado por todos los países y pueda entrar en vigor el 1 de enero de 2013. Lo que falta por decidir es cuánto hay que reducir para el segundo periodo de cumplimiento -el Panel Intergubernamental del Cambio Climático considera que para que la temperatura no suba más de 2 grados y medio para mitad de siglo hay que reducir las emisiones entre un 25-40% en 2020-; quién reduce y, por tanto, si los países en vías de desarrollo pasan a tener objetivos de reducción, ya sean obligatorios o voluntarios; y para cuándo, aunque todo el mundo da por hecho que el segundo periodo de cumplimiento terminará en 2020.
Además de acordar de qué manera mitigar el cambio climático, la reunión de Bali se centrará en facilitar que los países se adapten a sus efectos, compartir las tecnologías para prevenirlo y establecer mecanismos de financiación para todo ello.
Posiciones enfrentadas
Pese al empujón dado ayer por el anuncio de ratificación de Kioto por parte de Australia, la buena voluntad expresada por la delegación de Estados Unidos y el compromiso de la Unión Europea de reducir sus emisiones al menos un 20% para 2020, las posiciones del primer día de negociación ya nacen enfrentadas. Así, mientras China pedía ayer a los países ricos que reduzcan sus emisiones contaminantes entre un 25 y un 40%para el año 2020 -ni rastro de compromisos propios-, Japón decía que la participación del gigante asiático en el régimen futuro es «esencial». Y mientras tanto, los países de la OPEP, encabezados por Arabia Saudí, piden compensaciones por la futura caída en el uso del petróleo.