Este informe señala que las empresas del Global 100 están reduciendo sus emisiones de CO2 un 1'9% anualmente, ritmo con el cual las empresas lograría el nivel científicamente recomendado de emisiones en el año 2089, 39 años más tardes de lo establecido por el IPCC.
Las empresas incluyen entre sus motivaciones para establecer objetivos de reducción, la identificación de ineficiencias para ahorrar costes, la minimización de riesgos asociados a los gases de efecto invernadero y el posicionamiento que supone una ventaja competitiva frente a otras empresas. Como las motivaciones vienen determinadas por las fuerzas del mercado más que por las recomendaciones cinetíficas, los objetivos no se ajustan a las reducciones requeridas.
Entre las recomendaciones que propone el informe para minimizar la diferencia entre los objetivos necesarios y los establecidos, cabe destacar:
- Cada empresa debería establecer un objetivo de reducción de emisiones de CO2-equivalente
- Los objetivos deben tener un año base y un horizonte temporal fijado para su cumplimiento
- Los gobiernos deben acordar objetivos a medio y largo plazo en Copenhague para proporcionar un marco de referencia para que las empresas puedan fijar sus metas
- Los objetivos de la empresa deberían reflejar las recomendaciones científicas del IPCC El informe también señala la existencia de un amplio rango de tipos de objetivos, que presentan dificultades a la hora de evaluar su eficacia y querer establecer comparaciones.
Fuente: PNUMA.org