No sólo se puede lograr llevar a cabo una construcción sostenible teniendo en cuenta criterios bioclimáticos en el diseño de la arquitectura de los edificios, sino que también utilizando materiales de construcción sostenibles. Los ladrillos pueden producirse a partir de materiales usados que además de suponer un ahorro de los materiales convencionales, ofrecen diferentes ventajas.
Se pueden fabricar ladrillos a partir de cenizas procedentes de centrales térmicas de carbón, que producen gran cantidad de ellas, y son tratadas como residuos ya que por el momento no se les ha encontrado otra utilidad. Algunas iniciativas han diseñado ladrillos producidos a partir de residuos poliméricos (plásticos usados de botellas de plástico o envases de yogur) y rellenos inertes. Empresas españolas han comenzado también a fabricar ladrillos con cáñamo, cal hidráulica natural, diferentes minerales y tierra.
La producción de estos ladrillos con materiales previamente utilizados o materiales naturales, supone un importante ahorro en materiales de construcción convencionales. Además presentan algunas ventajas: son más baratos, resistentes, aislantes y ligeros, no requieren grandes instalaciones, se pueden serrar y perforar con facilidad y su producción ahorra energía (necesitan temperaturas de cocción mucho más bajas).
Otras iniciativas interesantes son la creación de ladrillos que absorben humedad y aprovechan ese agua mediante sistemas de canalización en las fachadas de los edificios y la fabricación de ladrillos en forma de baldosa que se iluminan por la noche tras recargarse con la energía solar durante el día.