(www.lne.es).- El cambio climático es un hecho demostrado. En Asturias hemos podido comprobarlo en estos últimos años. Por eso, abordar las consecuencias del cambio climático ya no es una opción, es una obligación; y la forma adecuada de consumir y producir energía durante las próximas décadas es uno de los pilares del irrenunciable e interesante debate sobre cómo limitar el calentamiento global.
La energía y el cambio climático forman parte de una discusión de presente y de futuro. Acaban de ser objeto de debate en el 71.º Pleno del Comité de las Regiones (CdR) de la Unión Europea en el que participé esta semana en Bruselas; será el asunto sobre el que girará la próxima Conferencia de Presidentes que se celebrará después de las elecciones de marzo de 2008 y, además, en 2009 Copenhague acogerá la cumbre sobre el Clima de las Naciones Unidas.
Además, el premio «Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional con el que ha sido galardonado el ex vicepresidente norteamericano Al Gore y el Nobel de la Paz que le han otorgado esta semana junto al Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas demuestran la enorme sensibilidad social que despierta este problema.
Es necesario abordar el calentamiento global de una manera eficaz y hacerlo cuanto antes. En el pleno del CdR se hizo patente la necesidad de que este problema se afronte comenzando por las administraciones locales y regionales, cuya gestión, planificación y autorización de la eficiencia energética es crucial para alcanzar la sostenibilidad.
La trascendencia de las políticas locales y regionales. El objetivo tiene que ser, como ya defendió el comisario de Energía, Andris Pielbags, en el 70.º Pleno del CdR, adaptar las acciones de las grandes administraciones a las necesidades locales porque «el respaldo de las administraciones regionales y locales es crucial para el éxito de la política energética a nivel nacional y comunitario (É). Más que nunca, nuestros problemas europeos y mundiales pueden tener una solución local».
A los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos nos corresponde una labor determinante para que la eficiencia energética y la energía renovable sean mucho más rentables y políticamente aceptables. Sabemos que las energías llamadas «limpias» favorecen la creación de empleo y tenemos que dar ejemplo mediante los procedimientos de contratación pública.
Nuevas oportunidades para las empresas. La política energética de la UE tiene que dar paso a una nueva revolución industrial y tecnológica. Se abren oportunidades empresariales que Asturias tiene que saber aprovechar para crear cada vez más empleo en empresas de tecnología energética.
El pasado mes de marzo, los jefes de Estado europeos acordaron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 20 por ciento hasta 2020. Posteriormente, con el fin de alcanzar este objetivo y ser más competitivos y menos dependientes de las importaciones, el Consejo Europeo aprobó dos objetivos adicionales:
- Producir el 20 por ciento de la energía a partir de fuentes renovables antes de 2020.
- Mejorar un 20 por ciento la eficiencia energética de la UE con la vista puesta en 2020.