Cadagua, empresa perteneciente a Grupo Ferrovial, ha conseguido los contratos de dos desaladoras de agua salobre en la Isla de Jervas y en Zarzis, en Túnez. El contrato asciende a 3.000 millones de pesetas y será financiado por Mitsubishi a través de un Fondo de Cooperación Económica nipón (OECF, Overseas Economic Cooperation Fund).
La construcción de estos dos proyectos se prolongará durante dieciocho meses y la explotación será por un año. Los proyectos se enmarcan en un plan de mejora de la calidad de agua potable en el sur del país y abastecerán a una población total de más de 120.000 habitantes.
Cada una de las desaladoras tendrá una capacidad de 12.000 m³/día, con tres líneas de producción de 4.000 m³/día. Las aguas salobres provienen de acuíferos subterráneos del sur del país. Las aguas brutas poseen un alto nivel de salinización, de 6 gr/l. Tras su tratamiento, la sanilización será inferior a los 0,5 gr/l, lo que supone más de un 90% de eliminación.
Experiencia y tecnología propia
Al concurso se presentaron 16 consorcios locales, europeos, norteamericanos y japoneses. La experiencia y la aplicación de tecnología propia fueron las bases que determinaron la elección de Cadagua.
En concreto, Cadagua ha construido y explotado alguna de las desaladoras más importantes de España, como la de Lanzarote; La Oliva (Fuerteventura); Galdar, Agaete y Agragua (Gran Canaria): Formentera, etc. En la actualidad, construye las plantas de Ceuta y Santa Cruz de Tenerife y mantiene, por un plazo de diez años, la planta de Ibiza.
En el exterior, acaba de poner en marcha la planta desaladora de Dhekelia, en Chipre, la más grande construida por Cadagua y, en estos momentos, está duplicando la capacidad inicial de la planta hasta 40.000 m³ diarios de agua desalada.
