Alternativas a las bolsas de plástico

La fabricación y el uso de las bolsas de plástico convencionales tienen un impacto negativo importante sobre el medio ambiente. Su producción requiere grandes cantidades de energía, están compuestas por sustancias derivadas del petróleo por lo que son difícilmente degradables, provocan la muerte a numerosos animales al ser ingeridas y algunas de ellas (las serigrafiadas) pueden contener residuos metálicos tóxicos. Todas estas consecuencias negativas sobre el medio ambiente hacen que nos planteemos alternativas para reducir su uso, sustituirlas, cobrarlas o prohibirlas. Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial de bolsas de plástico, y su uso cada vez está más generalizado en los países en vías de desarrollo. Según un estudio de Cicloplast (sociedad que integra diferentes empresas del sector del plástico, desde fabricantes a transformadores), cada español consume de media 238 bolsas de plástico al año, de las cuales sólo el 10% se recicla. Ante el fuerte consumo de este tipo de bolsas y sus efectos sobre el medio ambiente, están surgiendo alternativas en España, como la utilización de materiales más ecológicos en su elaboración, como plástico reutilizable, rafia o almidón de patata. El Ministerio de Medio Ambiente pretende que para 2015, el 70% de las bolsas sean biodegradables. Otros países han optado por actuaciones más drásticas. En Suecia y Alemania el cobro de las bolsas está generalizado, por lo que los consumidores están más concienciados y suelen reutilizarlas. Irlanda obliga a los consumidores a pagar 15 céntimos de euro por cada bolsa como tasa medioambiental. En Hong Kong esta tasa es de aproximadamente 50 céntimos. Otros países como China han prohibido las bolsas ultrafinas y otros como Italia prohibirá las bolsas no biodegradables a partir de 2010.