El problema se dobla porque, aparte de los pesticidas, la agricultura china sufre serios problemas de contaminación ambiental. No hace mucho hubo una enorme mortandad de peces en un lago de la provincia de Wuhan. En otro lago, en la desembocadura del Yang Tse, el Gobierno se ha visto obligado a ordenar el cierre de más de 2.000 fábricas para mantener la pureza de las aguas.
El Gobierno chino ha lanzado una campaña para que los campesinos tomen conciencia del problema, y hagan un uso más racional y moderado de plaguicidas, fertilizantes y otros productos químicos. La campaña durará dos meses, y también denunciará el uso de pesticidas ilegales. Han llegado a la prensa informaciones sobre el uso de plaguicidas muy venenosos (metilamina, fosfamidón...) y prohibidos por la ley desde este año. No obstante, el Ministerio reconoce que es difícil controlar este tipo de prácticas.
El control de productos químicos en la agricultura china es importante por el interés de su Gobierno de entrar en los mercados agrícolas europeo y norteamericano. China está en el punto de mira por los escándalos surgidos por la fabricación y exportación de productos en mal estado, tóxicos o adulterados (dentífricos, juguetes, comida para animales, etc.).