En esta carrera celebrada en Estados Unidos participan coches diésel limpios e híbridos eléctricos. El que llegue primero a la meta tiene que hacerlo consumiendo la menor cantidad de energía e hidrocarburos.
En las American Le Mans Series empezaron a fomentar coches con menor impacto ambiental en 2006 cuando por primera vez permitieron la participación de un Audi turbodiésel. El año siguiente autorizaron el consumo del combustible E10 (90% de gasolina y 10% de etanol) y en 2008 el de E95, mezcla de etanol obtenido de residuos forestales, y el de un diésel de azufre con una fracción de diésel sintético producido a partir de gas natural. En octubre de 2008 se estrenó el primer Green Racing Challenge con las categorías GT y la Prototype.
La agencia ambiental estadounidense EPA, amadrina la iniciativa para aprovechar la influencia que los coches de carreras ejercen sobre la mecánica de los demás. Las innovaciones de los coches de carreras se van introduciendo poco a poco en los vehículos convencionales.
Fuente: Ecoticias.com