La propuesta consistía en incluir una tasa de dirigida a los usuarios domésticos en función de sus emisiones de gases de efecto invernadero, no obstante, el primer ministro francés, defendía la idea de que la propuesta debía ser adoptada de forma unánime en la Unión Europea, de forma que la industria del país galo no se viese afectada.
El presidente Sarkozy que presentó la medida como arma vital para la lucha contra el cambio climático. Pretendía recaudar 1.5 billones de euros anuales, aunque con al actual situación económica y un déficit que ronda el 8% del PIB, la medida no era acogida por muchos parlamentarios que consideraban que cualquier nuevo impuesto haría la industria francesa vulnerable frente a sus competidores europeos.
Fuente: sustainable-finance.com