El nuevo superconductor es más potente, más eficiente y más limpio, y su implantación podría reducir hasta un 50% las pérdidas de energía en forma de calor. La implicación directa de ése incremento en la capacidad de energía eléctrica se traduce en que, al reducirse las pérdidas de transporte, será posible suministrar una misma cantidad de energía con la utilización de menos recursos, en éste caso, se utilizarán menos combustibles fósiles para generar la misma electricidad, y reduciría la emisión de gases de efecto invernadero.
Además de un transporte más eficiente, el nuevo cable es capaz de canalizar una corriente de hasta 3.200 amperios, cinco veces superior a la actual de 600 amperios. Los precursores del proyecto afirman que, la aparición de éste cable es imprescindible, ya que permitirá satisfacer la previsión de demanda cada vez mayor y utilizando una menor cantidad de recursos.
Otra ventaja de ésta mayor capacidad de corriente es que, las líneas de alta tensión podrían ser sustituidas por seis u ocho cables subterráneos que equivaldrían a toda la infraestructura de torres y cableado aéreo, con una considerable reducción del impacto paisajístico.
La tecnología superconductora no sólo es aplicable a cables sino también a transformadores, motores, dispositivos de almacenamiento magnético y mecánico y limitadores de corriente, que con sus propiedades ignífugas permitirán una mayor seguridad en las instalaciones.
Fuente: Mundo-Geo
